jueves, 3 de abril de 2008

Máscara y desengaño


'Hace mucho, mucho tiempo, cuando los seres humanos no estaban tan fijos en su cuerpo físico como hoy en día, vivió un hombre (¿o fue una mujer?) que se hizo una máscara maravillosa, una máscara que podía convertirse en muchas caras.

El hombre solía ponerse la mascara para divertirse acercándose a la gente de repente y observando su reacción. Algunas veces la máscara se reía, otras lloraba, otras hacía muecas raras. Sus víctimas siempre se sobresaltaban ante la visión de una cara tan extraordinaria, innatural y extraña, incluso cuando reía. Pero a el le daba lo mismo que rieran o lloraran. Lo único que buscaba era la emoción de sus reacciones. Sabía que quien estaba tras la máscara era él mismo. Lo sabía; el era el bromista, y la broma la sufrían los demás.

Al principio aparecía con la máscara un par de veces al día. Pero iba queriendo más según se acostumbraba a la emoción, por lo que acabó con la máscara puesta durante todo el día. Finalmente, no veía ninguna necesidad de quitársela para nada, y hasta dormía con ella.

Durante dos años el hombre anduvo errante divirtiéndose tras la máscara. Hasta que un día despertó con un sentimiento que nunca antes había tenido; se sintió solo, separado, como si añorara algo. Sobresaltado, salió; se puso delante de una mujer muy hermosa y se enamoró de ella de inmediato. Pero la mujer gritó y huyó asustada por esa cara tan extraña y espantosa.

<<¡Espera que no soy yo!>>, gritó él, tirando de la máscara para quitársela. Pero era el. La máscara no salía. Estaba pegada a su carne. Se había convertido en su cara.

La máscara que llevas puesta es tu personalidad. Mírate en el espejo del cuarto de baño; ahí la tienes. Observa las caras que pones. Algunas veces de aprobación y otras, la mayoría de desaprobación. No te puedes creer que realmente ese seas tú. Así que te miras en cada espejo que pasas, incluso en los escaparates, para confirmar si ese eres tú. A veces incluso sientes la extraña e irracional sensación de querer arrancarte la máscara ¿no?'


Sólo el miedo muere, Barry Long

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