lunes, 28 de abril de 2008

Sentir mi cuerpo


Permitirse sentir sin etiquetar, sólo atención en la sensación, en la sensación que trae el presente.

martes, 22 de abril de 2008

Responsabilidad

'Si contemplamos nuestra vida veremos claramente cuántas tareas sin importancia, a las que llamamos responsabilidades, se acumulan para llenarla. Un maestro las compara a hacer la limpieza de la casa en sueños. Nos decimos que queremos dedicar tiempo a las cosas importantes de la vida, pero nunca tenemos tiempo.
El mero hecho de levantarnos por la mañana supone una multitud de tareas: abrir la ventana, hacer la cama, ducharse, limpiarse los dientes, dar de comer al perro o al gato, fregar los platos de la noche anterior, descubrir que te has quedado sin azúcar o café, salir a comprarlo, preparar el desayuno...
Es una lista interminable. Luego hay que buscar la ropa, elegirla, plancharla,volverla a guardar. ¿Y el cabello? ¿Y el maquillaje? Desvalidos, vemos cómo se nos llenan los días de llamadas telefónicas y proyectos triviales, de responsabilidades y responsabilidades...¿O no deberíamos llamarlas irresponsabilidades?

Parece que nuestra vida nos vive, que posee su propio impulso imprevisible, que se nos lleva; en último término, nos parece que no tenemos elección ni control sobre ella. Naturalmente, esto a veces nos hace sentir mal, tenemos pesadillas y despertamos sudorosos, preguntándonos:¿Que estoy haciendo de mi vida?. Pero nuestros temores sólo duran hasta la hora del desayuno; aparece el maletín y volvemos a estar donde empezamos.'

El libro tibetano de la vida y de la muerte. Sogyal Rimpoché

viernes, 18 de abril de 2008

Elijo cambiar


La felicidad no llega de forma automática,
no es una gracia que un destino venturoso puede
concedernos y un revés arrebatarnos; depende
exclusivamente de nosotros. No se consigue ser feliz
de la noche a la mañana,sino a costa de un trabajo
paciente,realizado día tras día. La felicidad se construye,
lo que exige esfuerzo y tiempo. Para ser feliz hay
que saber cambiarse a uno mismo.

Luca y Francesco Cavalli - Sforza.
Imagen: Autoliberación Interior, Anthony de Mello.



Puedo cambiar. Puedo cambiar mi estado interior. Puedo cambiarlo hacia un mayor bienestar conmigo mismo. Puedo cambiar hacia un cuerpo con más energía , más relajado y más presente (más consciente de las sensaciones que percibe)

Puedo cambiar hacia un corazón más abierto. Un corazón cálido,confiado y amoroso. Un corazón más libre de temores,resentimientos y desconfianzas.
Puedo cambiar hacia una mente más aquietada. Una mente que aprende a descansar posándose en el cuerpo. Una mente que deja de buscar preocupaciones y satisfacciones. Una mente que empieza a observarse a si misma y a relajarse.

Puedo cambiar y el resultado es una mayor plenitud de vida, una mayor presencia, una mayor sensibilidad hacia la belleza. Un bienestar estable conmigo mismo.Paz y alegría interior sin motivo exterior.
Puedo cambiar. Y..... entonces...y ..... desde ahí : puedo relacionarme mejor,sin miedo,sin manipulaciones,con comprensión. Dejando espacio y libertad. Y podré hacerlo porque si yo estoy bien todo estará bien.

lunes, 14 de abril de 2008

Cielo despejado

'Esto no tiene nada que ver con el esfuerzo. Sólo apártese, mire el espacio que hay entre dos pensamientos en lugar de a los pensamientos. Cuando usted anda entre la multitud, no lucha contra cada hombre con el que se encuentra, sencillamente pasa entre ellos.'

Conversaciones con Sri Nisargadatta Maharaj.

'Una de las primeras cosas de las que te das cuenta cuando practicas la meditación es que tu mente - y, por la misma razón, tu vida- se halla supeditada a una cháchara verbal fundamentalmente inconsciente. Siempre estamos hablando con nosotros mismos. Por ello, cuando empiezan a meditar, son muchas las personas que se ven abrumadas por la gran cantidad de basura que aflora en su conciencia. Entonces se dan cuenta de que los pensamientos, las imágenes, las fantasías, las opiniones, las nociones, las ideas y los conceptos dominan su vida mucho más profundamente de lo que nunca habían imaginado.

En cualquiera de los casos, la experiencia inicial de la meditación se asemeja a estar en el cine. Uno se sienta y observa cómo todas esas fantasías y conceptos desfilan por su conciencia, pero lo importante es que al final se torna consciente de ellas y las contempla de manera imparcial y ecuánime. Simplemente las observa pasar de la misma forma en que observa el desplazamiento de las nubes por el cielo.'

La pura conciencia de ser, Ken Wilber.

jueves, 10 de abril de 2008

Enredaderas

No soy esa voz que no descansa, que no deja de hacer planes en el tiempo, que se tortura por el pasado, que argumenta un estado de ánimo y que da una opinión a todo lo que perciben mis sentidos. A menudo se me olvida pero sé que no soy eso. ¿Tu crees que lo eres?

No soy la mente porque no dejo de ser cuando una película me ata al sillón 120 minutos, cuando juego con toda mi pasión mi deporte favorito, cuando doy un abrazo de corazón o cuando veo ese amanecer que parece que para el mundo.

En esos momentos no hay una identidad que se separe de la experiencia, no hay un estoy jugando o estoy viendo esa película. Sólo hay juego, no hay pensamiento yo estoy... No hay fuera y dentro. Sólo hay amanecer. Sólo hay presente.

jueves, 3 de abril de 2008

Máscara y desengaño


'Hace mucho, mucho tiempo, cuando los seres humanos no estaban tan fijos en su cuerpo físico como hoy en día, vivió un hombre (¿o fue una mujer?) que se hizo una máscara maravillosa, una máscara que podía convertirse en muchas caras.

El hombre solía ponerse la mascara para divertirse acercándose a la gente de repente y observando su reacción. Algunas veces la máscara se reía, otras lloraba, otras hacía muecas raras. Sus víctimas siempre se sobresaltaban ante la visión de una cara tan extraordinaria, innatural y extraña, incluso cuando reía. Pero a el le daba lo mismo que rieran o lloraran. Lo único que buscaba era la emoción de sus reacciones. Sabía que quien estaba tras la máscara era él mismo. Lo sabía; el era el bromista, y la broma la sufrían los demás.

Al principio aparecía con la máscara un par de veces al día. Pero iba queriendo más según se acostumbraba a la emoción, por lo que acabó con la máscara puesta durante todo el día. Finalmente, no veía ninguna necesidad de quitársela para nada, y hasta dormía con ella.

Durante dos años el hombre anduvo errante divirtiéndose tras la máscara. Hasta que un día despertó con un sentimiento que nunca antes había tenido; se sintió solo, separado, como si añorara algo. Sobresaltado, salió; se puso delante de una mujer muy hermosa y se enamoró de ella de inmediato. Pero la mujer gritó y huyó asustada por esa cara tan extraña y espantosa.

<<¡Espera que no soy yo!>>, gritó él, tirando de la máscara para quitársela. Pero era el. La máscara no salía. Estaba pegada a su carne. Se había convertido en su cara.

La máscara que llevas puesta es tu personalidad. Mírate en el espejo del cuarto de baño; ahí la tienes. Observa las caras que pones. Algunas veces de aprobación y otras, la mayoría de desaprobación. No te puedes creer que realmente ese seas tú. Así que te miras en cada espejo que pasas, incluso en los escaparates, para confirmar si ese eres tú. A veces incluso sientes la extraña e irracional sensación de querer arrancarte la máscara ¿no?'


Sólo el miedo muere, Barry Long