lunes, 26 de mayo de 2008

Nada de fuego


"Se refiere a ese individuo que inventó el fuego, el arte de hacer fuego, y luego recogió todos los elementos y se dirigió hacia el norte, donde se encontraban esas tribus que vivían temblando de frío y les enseñó el arte de hacer fuego y sus ventajas.
Y la gente se interesó, todos aprendieron y muy pronto ya cocinaban, utilizaban el fuego para construir... Y antes de que tuvieran tiempo de agradecerle al inventor, éste había desaparecido, él no quería agradecimientos, sólo quería que la gente se beneficiara con su invento.

Se dirigió a otra tribu, e intentó interesarla también en su nuevo invento, pero allí tropezó con un obstáculo. Los sacerdotes comenzaron a darse cuenta de la popularidad que estaba alcanzando el individuo y de cómo disminuía la influencia de ellos sobre la gente. Entonces decidieron librarse de él. Lo envenenaron.

La sospecha de que los autores habían sido los sacerdotes cundió entre la gente. Entonces, ¿saben qué hicieron los sacerdotes? Mandaron hacer un enorme retrato del inventor, lo colocaron en el altar principal del templo, crearon una liturgia, un ritual para honrarlo y año tras año la gente acudía a rendir homenaje al gran inventor y a los instrumentos para hacer fuego.
Y los rituales eran observados fielmente, pero no había fuego, nada de fuego... Ritual, recuerdo, gratitud, veneración... Nada de fuego."

Redescubrir la vida, Tony de Mello


"¿Por qué me llamáis: '¡Señor, Señor!', y no hacéis lo que digo?"

martes, 20 de mayo de 2008

Conocer lo real


Lo que soy sólo puedo serlo, no conocerlo, y lo soy dormido o en vigilia, siempre presente. ¿O acaso cuando estoy dormido dejo de ser?

Encuentro que dice Nisargadatta: 'La idea de que conoce lo verdadero es peligrosa, puesto que lo mantiene prisionero en la mente. Pero puede usted conocer lo que no es verdadero, y eso es suficiente para liberarlo de lo falso'.

jueves, 15 de mayo de 2008

Sublimación


'Cuando tu mente se torne tan silenciosa como la niebla al ponerse el sol, la Divinidad te susurrará al oído su más profundo secreto: El Dios de este mundo se encuentra en tu interior y tú lo sabes. En esas silenciosas ocasiones en que la mente se aquieta, el cuerpo se relaja en el infinito y los sentidos se expanden hasta fundirse con el mundo, en esos sorprendentes instantes, la verdadera naturaleza de todo lo manifestado se revela como una luminosidad sutil, una serenidad radiante y una resplandeciente transparencia que estalla, ahora igual que siempre, en un Resplandor compasivo ante el que retroceden todos los ídolos; un Amor tan apasionado que abraza por igual la luz y la oscuridad, el bien y el mal, el placer y el dolor.'

Ken Wilber.

jueves, 8 de mayo de 2008

Las Herramientas: Atención y autobservación.


“Yo no sé muchas cosas ,es verdad.
digo tan solo lo que he visto.
Y he visto:
Que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos…..
Que el llanto del hombre lo taponan con cuentos.
Que los huesos del hombre los entierran con cuentos.
Y que el miedo del hombre ha inventado todos los cuentos.
Yo sé muy pocas cosas, es verdad.
Pero me he dormido con todos los cuentos,
Y sé todos los cuentos”.

León Felipe



“Hay que comenzar pues por el análisis del deseo: ¿Qué es lo que quiero? ¿Puedo realizar mi deseo por la posesión de los objetos? ¿Estos son o contienen lo que verdaderamente busco?

Observemos lo que sucede cuando un deseo es satisfecho: vemos como su satisfacción solo es su muerte, y por consecuencia buscando la felicidad no buscamos sino la muerte del deseo.
Lo que prueba que nuestro deseo último es el “no deseo”. Pero este aparece ante la conciencia ordinaria como “nada”. Es en esta “nada”, sin embargo, donde hay que intentar sumergirse con los “ojos abiertos” para descubrir su verdadera naturaleza. En realidad, esta nada es experimentada por todo el mundo bajo formas puntuales, infinitesimales, entre cada pensamiento y cada vez que un deseo muere para dejar sitio a otro.

Si experimentamos de vez en cuando momentos de recogimiento y atención profunda dirigidos a estas “fisuras de la nada”, poco a poco el vacío se revelará como lleno y finalmente como Plenitud suprema. Hay que mantenerse con la mayor frecuencia y lo más lúcidamente posible en esta actitud, con el fin de hacerla más penetrante y eficaz. Para eso hay que intentar permanecer disponible, vigilante, interrogándose sin cesar y observando fríamente nuestro comportamiento.

Una perspectiva nueva, no objetiva, podrá instalarse entonces progresivamente y llegaremos a comprender que no somos el ego. Experimentaremos así,con una lucidez completamente nueva, el sabor totalmente insospechado de los instantes de no deseo, que se revelarán como Plenitud, Silencio y Paz. Este sabor al principio fugaz, se volverá cada vez más denso y constante, hasta el momento en el que aparecerá como una realidad que nos sostiene, engloba y constituye.”

Sea usted lo que es, Jean Klein

viernes, 2 de mayo de 2008

El bambú japonés


'No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada y grita con todas sus fuerzas: "¡Crece, maldita seas!"...
Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes: Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.

Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto, que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.
Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de solo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30 metros!

¿Tardó solo seis semanas en crecer?.
No. La verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.
Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.
Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo. Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.'


Cuento Zen.