jueves, 8 de mayo de 2008

Las Herramientas: Atención y autobservación.


“Yo no sé muchas cosas ,es verdad.
digo tan solo lo que he visto.
Y he visto:
Que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos…..
Que el llanto del hombre lo taponan con cuentos.
Que los huesos del hombre los entierran con cuentos.
Y que el miedo del hombre ha inventado todos los cuentos.
Yo sé muy pocas cosas, es verdad.
Pero me he dormido con todos los cuentos,
Y sé todos los cuentos”.

León Felipe



“Hay que comenzar pues por el análisis del deseo: ¿Qué es lo que quiero? ¿Puedo realizar mi deseo por la posesión de los objetos? ¿Estos son o contienen lo que verdaderamente busco?

Observemos lo que sucede cuando un deseo es satisfecho: vemos como su satisfacción solo es su muerte, y por consecuencia buscando la felicidad no buscamos sino la muerte del deseo.
Lo que prueba que nuestro deseo último es el “no deseo”. Pero este aparece ante la conciencia ordinaria como “nada”. Es en esta “nada”, sin embargo, donde hay que intentar sumergirse con los “ojos abiertos” para descubrir su verdadera naturaleza. En realidad, esta nada es experimentada por todo el mundo bajo formas puntuales, infinitesimales, entre cada pensamiento y cada vez que un deseo muere para dejar sitio a otro.

Si experimentamos de vez en cuando momentos de recogimiento y atención profunda dirigidos a estas “fisuras de la nada”, poco a poco el vacío se revelará como lleno y finalmente como Plenitud suprema. Hay que mantenerse con la mayor frecuencia y lo más lúcidamente posible en esta actitud, con el fin de hacerla más penetrante y eficaz. Para eso hay que intentar permanecer disponible, vigilante, interrogándose sin cesar y observando fríamente nuestro comportamiento.

Una perspectiva nueva, no objetiva, podrá instalarse entonces progresivamente y llegaremos a comprender que no somos el ego. Experimentaremos así,con una lucidez completamente nueva, el sabor totalmente insospechado de los instantes de no deseo, que se revelarán como Plenitud, Silencio y Paz. Este sabor al principio fugaz, se volverá cada vez más denso y constante, hasta el momento en el que aparecerá como una realidad que nos sostiene, engloba y constituye.”

Sea usted lo que es, Jean Klein

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